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martes, 11 de diciembre de 2012

Cantos fúnebres a mascotas en la poesía latina

Los trenos o epicedios por la muerte de animales eran ya motivo poético frecuente en los autores griegos incluidos en la Antología Palatina. En la literatura latina, este testigo fue recogido ya en el siglo I a. C. por el círculo de los neotéricos, poetas preciosistas que trataban temas banales, cuyo máximo exponente es Catulo. 

Catulo llora al gorrión de su amada Lesbia en el tercer poema de su Liber Veronensis

Sir Lawrence Alma-Tadema, Lesbia llorando
a su gorrión,
1866, óleo sobre lienzo, colección privada.
lugete, o Veneres Cupidinesque,
et quantum est hominum uenustiorum:
passer mortuus est meae puellae,
passer, deliciae meae puellae,
quem plus illa oculis suis amabat.
nam mellitus erat suamque norat
ipsam tam bene quam puella matrem,
nec sese a gremio illius mouebat,
sed circumsiliens modo huc modo illuc
ad solam dominam usque pipiabat.
qui nunc it per iter tenebricosum
illuc, unde negant redire quemquam.
at uobis male sit, malae tenebrae
Orci, quae omnia bella deuoratis:
tam bellum mihi passerem abstulistis
o factum male! o miselle passer!
tua nunc opera meae puellae
flendo turgiduli rubent ocelli.

"Lamentaos, Venus y Cupidos, y cuantos hombres hay sensibles. Ha muerto el gorrión de mi niña, su gorrión, delicia de mi niña, al que ella amaba más que a sus propios ojos. Pues era dulce y la conocía tan bien como una muchacha a su madre, y no se apartaba de su regazo, sino que saltando de un lado a otro piaba sin parar sólo a su dueña. Ahora avanza por tenebroso camino hacia aquel lugar de donde niegan el regreso a todos. Mas malditas seáis, malvadas tinieblas del Orco, que devoráis todo lo bello; me habéis arrebatado tan bello gorrión. ¡Oh pérfido crimen! ¡Oh pobre pajarillo! Ahora por tu culpa se enrojecen hinchados de llanto los ojitos de mi niña."

En este enlace tenemos la posibilidad de escuchar el poema recitado con la pronunciación correcta.

Esta tradición la siguieron otros poetas latinos. El gran elegíaco, Ovidio, lloró en una de sus composiciones al papagayo de su amada, Corina. La capacidad de repetir palabras que tiene este tipo de aves fascinó a los hombres de la antigüedad, que pagaban altos precios por adquirirlas. En el extenso poema al que nos referimos (Amores, II, 6), Ovidio llama a todos los pájaros al funeral del papagayo:

ite, piae uolucres, et plangite pectora pinnis
    et rigido teneras ungue notate genas.

"Id, piadosas aves, y golpead vuestros pechos con vuestras alas, y rasgad con dura garra vuestras tiernas mejillas." Después, cuenta cómo el papagayo y su dueña se querían, lo cual queda resaltado por la despedida del ave (clamauit moriens lingua: "Corinna, uale"; "su lengua al morir gritó: «adiós, Corina»") y con el epitafio supuestamente grabado en su sepultura (colligor ex ipso dominae placuisse sepulcro, / ora fuere mihi plus aue docta loqui; "de mi sepulcro mismo se deduce que fui grato a mi dueña, tuve una boca que sabía hablar más que cualquier ave").

Inspirado en las composiciones previas de Catulo y Ovidio, Estacio escribió también un canto fúnebre a un papagayo (Silvae, II, 4), el de su amigo Atedio Melior. 

psittace dux uolucrum, domini facunda uoluptas,
humanae sollers imitator, psittace, linguae,
quis tua tam subito praeclusit murmura fato?
hesternas, miserande, dapes moriturus inisti
nobiscum, et gratae carpentem munera mensae
errantemque toris mediae plus tempore noctis
uidimus. adfatus etiam meditataque uerba
reddideras. at nunc aeterna silentia Lethes
ille canorus habes. [...]

"Papagayo, rey de las aves, elocuente placer de tu amo, papagayo, hábil imitador de la lengua humana, ¿quién ha apagado tus murmullos con muerte tan repentina? Próximo a la muerte asististe con nosotros, desgraciado, al banquete de ayer, y te vimos picoteando los presentes de una mesa amable y vagando después de la media noche por nuestros lechos. Incluso, hablándonos, repetiste las palabras aprendidas. Pero, ayer cantarín, hoy guardas el eterno silencio del Leteo."

Como colofón, vale la pena incluir el poema de Marcial a la perrita de un tal Publio (I, 109), quizá el más bonito de todos. Está inspirado directamente en la composición de Catulo que hemos visto, como el propio autor deja ver en el primer verso, y también en el metro utilizado, el endecasílabo falecio. Sin embargo, el poeta hispano incorpora un cambio, que, por cierto, agradecemos: el animal no ha fallecido. 

Ante las dificultades para hacernos con una imagen de Isa,
ponemos una de Samba.
Issa est passere nequior Catulli,
Issa est purior osculo columbae,
Issa est blandior omnibus puellis,
Issa est carior Indicis lapillis,
Issa est deliciae catella Publi.           
hanc tu, si queritur, loqui putabis;
sentit tristitiamque gaudiumque.
collo nixa cubat capitque somnos,
ut suspiria nulla sentiantur;
et desiderio coacta uentris            
gutta pallia non fefellit ulla,
sed blando pede suscitat toroque
deponi monet et rogat leuari.
castae tantus inest pudor catellae,
ignorat Venerem; nec inuenimus            
dignum tam tenera uirum puella.
hanc ne lux rapiat suprema totam,
picta Publius exprimit tabella,
in qua tam similem uidebis Issam,
ut sit tam similis sibi nec ipsa.           
Issam denique pone cum tabella:
aut utramque putabis esse ueram,
aut utramque putabis esse pictam.

"Isa es más traviesa que el gorrión de Catulo, Isa es más pura que el beso de una paloma, Isa es más cariñosa que cualquier muchacha, Isa es más valiosa que las piedras de la India, Isa es una perrita, la delicia de Publio. Esta, si se queja, pensarás que habla; puede sentir la tristeza y la alegría. Se acuesta apoyada en su cuello y coge el sueño, sin que se note suspiro alguno; forzada por la necesidad de su vientre, nunca manchó el manto con una gota, sino que lo despierta con su suave pata y le avisa para que la baje de la cama y le pide que la suba. Tan grande es el pudor de esta casta perrita, que no conoce a Venus, y no hemos encontrado a un varón digno de tan tierna muchacha. Para que la última luz no se la arrebate del todo, Publio la ha hecho pintar en un cuadro, en el cual verás a una Isa tan parecida, que ni ella se parece tanto a sí misma. Para terminar, pon a Isa junto al cuadro: creerás que las dos son de verdad, o creerás que las dos son pintadas."

1 comentario:

  1. Me encanta esta entrada(tengo debilidad por los animales) y, como no, también me encanta Samba, muy original . El blog esta muy bien, os lo currasteis ;)

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